sábado, 14 de noviembre de 2009

A veces las palabras sobran. A veces la palabra justa es esa que se calla. A veces no hay palabras. A veces las palabras se escuchan sin que sean dichas. Hay palabras que curan, y otras que matan. A veces callamos para evitar más dolor y en ese silencio aparecen las palabras que tanto necesitábamos. Un silencio, una palabra sencilla o un monologo irritante, todo habla, todo dice.
Pero a veces no alcanzan ni los silencios ni las palabras, hay que ir más allá, pasar de la palabra al acto, porque el resto, el resto es puro bla bla.