domingo, 25 de abril de 2010

Cada marca es una enseñaza, cada tropezón es un paso hacia delante, cada lágrima es un nuevo despertar. La vida te lastíma, te sonríe, pero por sobre todo te enseña que cada momento tiene un porqué, cada huella deja su nombre y que cada instante merece ser vivido. A pesar de todo, siempre va a valer la pena tanto llorar, como reír.